Por un feminismo de hermanas de tierra

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Manifiesto 2020 por las mujeres rurales

Este marzo no nos ha traído la primavera; ya lleva asomando desde invierno demasiado pronto. La falta de lluvias y la emergencia climática en la que nos encontramos hacen más que necesario nombrar la crisis ecológica y climática. Actuar, ser conscientes de la tierra que pisamos, de esos árboles que se secan por primera vez por la sequía pero aun así siguen cobijando nidos y cuidando con su propio cuerpo a las nuevas crías. Cosirando, como esa palabra tan bonita del aragonés que implica estar pendiente, mirar, dar una vuelta para comprobar cómo están el huerto, los animales, los demás. Cosirar, cuidar, querer.

Hermana,

nosotras

también somos así. Y venimos de esto. Somos nietas, hijas, sobrinas, hermanas, madres… de tantas y tantas mujeres que no tuvieron opción de decidir y quedaron a la sombra. En la umbría, fuera de la atención y de la luz, cargando con una mochila enorme y pesada de cuidados, tareas domésticas, campo, huerta, animales, hijos, hermanos… sin recibir nada a cambio, con las manos abiertas y agrietadas de trabajar después de dar toda una vida para los demás que no existe para muchos ni se tiene en cuenta, porque no se valora ni se remunera como debería. Somos las ramas de esas mujeres árbol que mantuvieron las casas de nuestros campos y nuestros pueblos con sus mismos cuerpos, y que hoy malllaman mujeres todoterreno y heroínas del rural para ocultar una situación gravísima de machismo y desigualdad.

Mujeres invisibles, en los márgenes, a las que muchas veces no tenemos en cuenta en nuestras luchas sin empatizar con sus tiempos y sus ritmos… Mujeres a las que creemos hermanas de todos los feminismos, diversas… y que necesitamos reivindicar no solo en nuestros pueblos, sino también en las ciudades, ya que el machismo y la desigualdad es una infección que alcanza todos los estratos de nuestra sociedad. Hoy queremos reivindicarlas. Pensar en ellas. Nombrarlas. Por todas aquellas que tuvieron que dejar su casa a la fuerza por un pantano o una repoblación forestal. Por aquellas que tuvieron que marchar fuera de su pueblo y trabajar en la ciudad como sirvientas, cocineras, limpiadoras, camareras, niñeras, operadoras de fábrica… Por todas las mujeres que han seguido cuidando desde la distancia a los suyos, levantando un territorio que jamás las ha nombrado ni recordado como merecen. Por aquellas que ya no están y ni siquiera pudieron volver. Por todas las que siguen emigrando para buscar las oportunidades o los servicios que no encuentran en sus pueblos.

Por todas.

Por todas las que mantienen viva a esta España vaciada que tanto resuena en los medios y que siguen cargando con la misma carga de cuidados en nuestros medios rurales sin los mismos derechos ni servicios básicos que en otros puntos del país. Son ellas; somos nosotras, convertidas en ciudadanas de segunda, las que cuidamos lo que el Estado olvida, lo que el Estado nos quita. Y queremos que la Administración no piense solo en satisfacer las demandas de las ciudades, porque nosotras también necesitamos servicios básicos. Queremos poder decidir si irnos o quedarnos. Queremos soberanía alimentaria, ganadería extensiva y agroecología. Queremos crear comunidades, mantenerlas, ayudarnos siempre las unas a las otras. Sentirnos reconocidas y respaldadas.

Hermana,

este sudor que hemos heredado y cargamos es invisible,

pero está presente en cada huerta,

en cada casa,

en cada escuela,

en la misma tierra.

Estas manos, que nadie ve y nadie calma. Estas manos que trabajan la tierra, cuidan a los pequeños y a los mayores, mecen la cuna, dan de comer, cuidan de los animales y de las huertas Estas manos llenas de historias, tradiciones, oficios y palabras heredadas a través de la voz. Una voz viva que si no cuidamos morirá con nuestras antepasadas.

Estas manos que no tuvieron opción y de las que nunca se preocuparon, y siguieron a pesar de todo tejiendo territorio, familias, comunidades y pueblos.

Estas manos que se rompen en silencio y sin protestar detrás de la barra del bar, que esconden las duras condiciones de las mariscadoras, que saben de la triple discriminación de nuestras hermanas migrantes jornaleras, que conocen la precariedad de aquellas a quienes sus familias olvidaron en algún lugar, y que quieren acompañar y dar cobijo también hoy a nuestras hermanas trans. Estas manos que están abiertas para recibir e integrar a todas las personas nuevas que vienen a vivir a nuestros pueblos.

Hoy, muchas mujeres de nuestro medio rural no podrán participar en los actos que hay preparados porque no tienen opción ni ayuda posible: solo la de quedarse en casa o en el campo y cuidar. Por ellas, por su ausencia, por todas las injusticias que han traído siempre a cuestas en sus manos, por todo lo que han hecho por nosotras; hoy queremos gritar, denunciar su situación, homenajearlas, decirles que estamos aquí con las manos y la voz dispuestas. Estamos aquí. No estáis solas. Queremos deciros que somos también madriguera, un refugio, una red: como las ovejas cuando hace calor, que se agrupan y protegen sus cabezas las unas debajo de las otras. Aquí estamos, hermanas.

Aquí estamos para ser rebaño. Un rebaño infinito y diverso.

Para cosirar las unas de las otras.

Porque ya estamos hartas de que digan de que nuestra tierra está vacía, hay muchas manos invisibles de mujeres que lo mantuvieron y lo mantienen vivo.

Por un feminismo de todas,

por un feminismo de hermanas que cuidan.

Por un feminismo de hermanas de tierra.

***

Puedes adherirte a nuestro manifiesto aquí. Somos rebaño. Juntas, mejor.

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La ilustración es de Pilar Serrano. Podéis descargarla para imprimirla aquí.

Este año las amigas de Ajuar comparten con nosotras la Jota de la Huelga para que la cantemos todas juntas.

(Este Manifiesto fue escrito por Lucía López Marco y María Sánchez. Gracias a los consejos y anotaciones de Elena Medel. Y a tantas que habéis hecho llegar vuestras aportaciones.)

A lo largo del día se subirán a esta entrada el manifiesto en todas las lenguas de nuestro territorio.

en aragonés traducido por Lucía López Marco

en gallego traducido por David Lourido, de O Tempo da Aldea

en cantabrú traducido por Marcus Martínez Romano

en catalán traducido por Elisenda Rovira Olivé

en estremeñu traducido por OSCEC Estremaúra

en euskera traducido por Leire Milikua Larramendi

en asturianu traducido por Iniciativa pol Asturianu

Han apoyado con su firma este manifiesto:

Biela y Tierra

Ana

maria

Esther

Noelia Barreales

Ana Zalaya

Camí de l’Horta

Sandra

Ainhoa Echave-Sustaeta

Barbara Patricia Palmero

Inma Romera

Vega Latorre

Sara

Elisenda Rovira

Sara García Sanz

pepa enrique

Almudena Rodríguez Martín

Patricia Escobio Gonzalez

Rosalba Fonteriz Garcia

Cave cane

Rocío

Teresa Hidalgo

María Martín

Miriam Sánchez Montanel

Leire Milikua Larramendi

Lucía Leal

Enartze

oscar garcia montilla

Isabel

María del Vigo

Carme Martínez

Celsa Peiteado Morales

Ana B. Rodríguez

María del Mar Fernández Martínez

Inés Jordana

Carmen Alcaraz del Blanco

Elvira Cámara

OSCEC Estremaúra

María Rengel

Pily Sebrango Velarde

Blanca Casares Guillén

Yolanda Sampedro

Fernando Rodríguez Ruiz

Fátima Rodríguez

Virginia Hernández

Pia Sanchez

Helena requejo

Simiente Disidente

Olivia

Irene De Miguel

Lise bruffaerts

Elisa Oteros Rozas

Marta Álvarez

María del Rosario García barrigón

María José Afonso Lorenzo

Victoria

Julio Majadas Andray

Judith Quintano Nieto

Patricia

Olga

Andreea silvatiica

Montse

Rosana Algar

Ester Serrano

Lola Ros

Patricia Romo Recio

Ramaderes de Catalunya

Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas CONAMURI

Aitziber Alcalde Bergara

Mayi Colubi

Carmen

Laura Martínez Núñez

Ana Ruiz

Elena Gil Juana

Lara

maria de la hoz garcia

Ayuntamiento de Alpartir

Ruth Acosta

mabel ruiz ruiz

Lourdes Berzas

Maria

Francisca Yeguas Funes

Reyes Tejera Bedia

Irene Guede

Antonio Medina Martin

Sandra Camas

Candela Chaves

Rosa

Mertxe Arratibel

Alba

Fundación Entretantos

Lidia Carrillo González

Ana Lopez

Idoia Sandoval

Susana cofiño

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